martes, 27 de noviembre de 2007

No me pidas el teléfono…porque te lo voy a dar

Salís. Tomas algo, bailas algo, si te aburrís das vueltas, hablas con alguien.
Las salidas pueden ser muy distintas, pero esas cosas generalmente están presentes en todas las noches, al menos en las mías.
Pero mi problema no es con los tragos, ni con el baile, ni con el aburrimiento y sus vueltas, sino con el: hablas con alguien. No, hablar no me cuesta. Me cuesta no hablar. Me cuesta aprender a despachar a uno que resultó un pesado.
Si después del comentario inicial ya se que es un tarado, ¿Por qué me cuesta tanto descartarlo? Es que no se que decir.
Y lo peor es que por mucho que este sufriendo en una horrible conversación, con un horrible chico, si me pide el teléfono no se decir que no.
Así es que todos los boludos de Buenos Aires tienen mi teléfono.
Y lo peor es que me da cosa no contestar.
Así es como entro en un círculo vicioso y cada vez es más difícil fletarlos. Y lo peor es que después me culpan a mí de lo que sea que no hice y me dicen histérica.
Creo que voy a cambiar de numero…. Una vez por mes.

Instrucciones para…

Odio las instrucciones.
Principalmente porque son muy autoritarias. ¿Quiénes se creen que me dicen lo que tengo que hacer?
Además me obligan a disfrutar. Es cualquiera.
Por ejemplo hoy agarre un paquete de espinaca congelada, no había nada mas para comer. Mire las instrucciones, porque eso es lo peor, me cuesta no leerlas. Grrr.
Buen cuestión que comer espinaca sola - ni sal tenia en casa – ya es bastante malo, pero que unas letritas insolentes me digan que encima las tengo que disfrutar?
Uf odio las instrucciones…. Y la espinaca.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Pelea pelea

Hoy cual olla a presión estalle. Pero ella también. Fue bardo del lindo. Pelea del estilo de lucha en el lodo. Sacamos los trapitos al sol y de todo. Yo hasta use algunas de mis mejores frases, psicológicas, dolorosas, esas que quedan resonando en la cabeza. La aplaste como a un mosquito, use la palabra y el intelecto y gane. Pero después de presentar una ofensiva respetable, mi contrincante dijo algo que le quito todo el merito a mi victoria. Y eso me revienta. Yo me había esforzado, había usado de mi mejor material. Y ella después de hacer un largo recorrido por las dos neuronas que le quedan, se digna a decirme – como si fuese EL insulto – y aquí la cito: “mejor dedicate a divertirte y a que tus papis te paguen tus caprichitos de nena bien”. Para que me gaste, desperdicie algunos de mis mejores insultos en ella. Me siento estafada.